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Sinopsis

¿Te has puesto a pensar cómo el ciudadano promedio de los Estados Unidos —y por ende de Puerto Rico— vive creyendo que tiene libertad de palabra, cuando en realidad tiene muy poca? ¿Has observado todas las artimañas que usa el sistema gubernamental y las corporaciones para impedir que el ciudadano común levante la voz? En días pasados había una protesta de policías en Puerto Rico exigiendo que se le paguen sus horas extras y cotizar para una pensión digna y el seguro social. Curiosamente, el “mollero” gubernamental estaba ausente en esa protesta. Supongo que se hubiera visto muy mal que la “guardia nacional” limitara su acceso a las escalinatas del capitolio. Tampoco habían líderes sindicales, ni religiosos, ni maestros, ni artistas apoyando la protesta. Supongo que eso es lo que sucede cuando un grupo continuamente coarta el derecho a la libertad de palabra de los demás. El día que son ellos los atropellados se quedan solos. ¡Muy triste! En la Internet sucede algo parecido, pero distinto. La mayoría de la g